El primer ministro indio, Narendra Modi, se reunió este martes en Nueva Delhi con el canciller chino Wang Yi y celebró los avances registrados en la relación bilateral tras años de tensión en la frontera del Himalaya. En un mensaje en redes sociales, Modi subrayó la importancia de mantener el respeto mutuo y de impulsar una relación estable, mientras que el ministro chino señaló que ambos países han entrado en una etapa de “desarrollo sostenido” que exige confianza y apoyo recíproco.
Wang Yi llegó a la capital india el lunes y ya había mantenido encuentros con el ministro de Exteriores Subrahmanyam Jaishankar y con el asesor de Seguridad Nacional Ajit Doval, en los que se discutieron temas sensibles como la desescalada militar y la delimitación fronteriza. Las conversaciones marcan un paso en la recuperación de los vínculos, deteriorados desde 2020, cuando un enfrentamiento entre tropas en la región de Ladakh dejó 20 soldados indios y cuatro chinos muertos, lo que congeló el diálogo político de alto nivel.
Durante la reunión, Modi reiteró la necesidad de preservar la paz en las zonas limítrofes y de trabajar en una resolución “justa, razonable y mutuamente aceptable” del diferendo territorial. Wang, por su parte, reconoció que los retrocesos de los últimos años no beneficiaron a los pueblos de ambas naciones, aunque destacó que se ha recuperado cierta estabilidad en la frontera.
El deshielo comenzó en octubre del año pasado, cuando Modi y el presidente chino, Xi Jinping, coincidieron en Rusia durante una cumbre de economías emergentes. Fue el primer encuentro directo entre ambos líderes desde 2019. Ahora, el primer ministro indio prepara su primer viaje a China en siete años para asistir a la próxima cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, donde volverá a reunirse con Xi.
En paralelo, los dos países han retomado intercambios oficiales, aliviado restricciones comerciales y facilitado el movimiento de ciudadanos. Pekín permitió recientemente el acceso de peregrinos indios a sitios sagrados en el Tíbet y ambas naciones exploran la reapertura de rutas comerciales a lo largo de la frontera de más de tres mil kilómetros. Además, se negocia la restauración de vuelos directos, suspendidos desde el inicio de la crisis.
El acercamiento se produce en un contexto de fricciones crecientes entre Nueva Delhi y Washington. La administración del presidente Donald Trump ha impuesto fuertes aranceles a los productos indios, incluyendo sanciones adicionales por la compra de petróleo ruso. Las medidas entrarán en vigor a finales de agosto y han tensado la relación con un socio considerado estratégico en el marco del Quad, la alianza que India comparte con Estados Unidos, Japón y Australia.
En este escenario, analistas señalan que India busca evitar un frente de conflicto abierto con dos potencias vecinas a la vez. El general retirado D. S. Hooda recordó que China mantiene una estrecha alianza con Pakistán y que resulta inviable para Nueva Delhi enfrentarse simultáneamente a ambos países. De hecho, la reciente reactivación de vínculos entre Washington e Islamabad, acompañada de acuerdos energéticos y gestiones diplomáticas de Trump, ha reforzado en India la necesidad de un canal de diálogo sólido con Pekín.
La reconciliación entre India y China no se da por concluida. Las heridas del enfrentamiento fronterizo persisten y la desconfianza sigue latente, pero las señales de distensión sugieren un esfuerzo compartido por retomar la cooperación. Para los dos gigantes asiáticos, con ambiciones regionales y globales, la capacidad de encontrar un terreno común podría redefinir el equilibrio estratégico en Asia en los próximos años.
Fuente: Reporte Asia