Kunming reinventa el mercado: literatura, arte y biodiversidad en una feria que fusiona cultura y vida cotidiana

Comprar tomates y libros en un mismo pasillo, hojear una novela entre puestos de especias o descubrir la riqueza natural de Yunnan mientras se degusta un té local: esta es la propuesta disruptiva del Tercer Festival de Lectura y Vida de Kunming, que tuvo lugar del 1 al 5 de mayo en un mercado agrícola del suroeste de China.

Bajo el ingenioso lema “Un mercado de libros y verduras bien fresco”, el evento se posiciona como un ejemplo exitoso de integración entre cultura, turismo y vida comunitaria, alineado con los lineamientos actuales del Ministerio de Cultura y Turismo de China que buscan revitalizar los espacios públicos a través de experiencias culturales inmersivas.

En un contexto donde los centros comerciales y las plataformas digitales han desplazado parte de la vida urbana hacia lo virtual, Kunming —la capital de la provincia de Yunnan— propone una reversión: llevar la cultura al corazón de la vida cotidiana. Y qué espacio más cotidiano en China que un mercado de abastos.

Durante cinco días, los visitantes del festival pudieron no solo comprar productos frescos, sino también acceder a una curaduría de libros de autores locales y nacionales, asistir a exposiciones de arte contemporáneo y tradicional, participar en lecturas públicas, charlas con escritores, degustaciones de platos típicos e incluso actividades didácticas sobre la biodiversidad única de Yunnan, una de las provincias más diversas del país en términos ecológicos.

La elección del mercado como sede no es casual: Kunming busca convertirse en un modelo de ciudad sostenible y creativa, promoviendo un enfoque que no disocie cultura, ecología ni economía popular. El festival, organizado por la administración municipal junto con editoriales y colectivos culturales, atrajo a miles de visitantes, incluidos turistas nacionales interesados en nuevas formas de turismo experiencial.

Este tipo de iniciativas también forman parte de una tendencia creciente en China, donde se busca revalorizar la lectura en espacios no tradicionales y expandir el acceso a contenidos culturales fuera de los centros urbanos convencionales. Como señalara uno de los organizadores: “En China, el mercado es un lugar de encuentro ancestral. ¿Por qué no también convertirlo en un lugar de descubrimiento literario?”

Con una propuesta donde el aroma del cilantro se mezcla con el de la tinta fresca, Kunming demuestra que la cultura no necesita templos para brillar. A veces, basta con una cesta, una mirada curiosa y un libro entre verduras.

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