A la medianoche del 6 de mayo, la pequeña isla de Cheung Chau, en Hong Kong, volvió a convertirse en el escenario de una de las festividades más singulares y emocionantes del calendario cultural chino: el “Bun Snatching”, o competencia de bollos trepadores, una tradición centenaria que mezcla devoción religiosa, folclore popular y un despliegue físico digno de atletas extremos.
Doce concursantes individuales y diez equipos invitados se enfrentaron a la “Montaña de Bollos”, una torre cónica cubierta por unos 9.000 bollos tradicionales al vapor, conocidos como “bollos de la paz”. La estructura, de más de 14 metros de alto, se erige cada año frente al templo Pak Tai durante el Festival del Buda de Cheung Chau, que conmemora una antigua leyenda según la cual los bollos ahuyentaban a los malos espíritus y traían bendiciones a la comunidad.
La mecánica es simple pero desafiante: los participantes deben escalar la torre en un tiempo limitado y recoger tantos bollos como sea posible, priorizando los que se encuentran más cerca de la cima, ya que estos otorgan mayor puntaje. El ganador absoluto es quien consigue la mayor puntuación total en bollos recolectados. En la competencia por relevos, la estrategia, coordinación y resistencia de los equipos son claves para escalar con eficacia sin infringir las normas de seguridad.

Aunque el evento fue suspendido durante varias décadas tras un accidente ocurrido en 1978, fue reintroducido en 2005 con medidas de seguridad reforzadas, convirtiéndose nuevamente en un atractivo tanto para los locales como para miles de turistas que llegan a Cheung Chau para vivir esta fiesta cargada de adrenalina, misticismo y tradición.
El “Bun Snatching” no es solo una competencia deportiva o un espectáculo popular: es una expresión cultural viva que conecta a las nuevas generaciones con sus raíces, revitalizando el sentido de comunidad en una isla que, al menos por una noche, se convierte en el centro espiritual y festivo de Hong Kong.
Como dicta la costumbre, los bollos no recolectados se reparten luego entre los asistentes, quienes creen que consumirlos trae buena suerte y protección durante todo el año.