Brasil y China avanzan con un tren bioceánico que unirá el Atlántico y el Pacífico

En una jugada que podría redefinir el mapa del comercio sudamericano, Brasil y China firmaron un memorando de entendimiento para avanzar en la creación de un corredor ferroviario bioceánico que conectará la ciudad brasileña de Ilhéus (Bahía) con el puerto peruano de Chancay, permitiendo así un acceso directo desde el Atlántico al Pacífico y, por ende, al mercado asiático.

El acuerdo fue suscripto por el Ministerio de Transportes de Brasil y el Instituto de Planificación e Investigación Económica del Grupo Estatal Ferroviario de China, y apunta a transformar la logística de exportaciones sudamericanas con un ambicioso proyecto de infraestructura que cruzará siete estados brasileños antes de llegar a la frontera con Perú.

De concretarse, este nuevo eje logístico reducirá hasta en 12 días el tiempo de envío hacia Asia, lo que representa un salto clave en términos de competitividad para productos estratégicos como la soja, el maíz, el litio y el hierro. En la actualidad, la mayoría de las exportaciones brasileñas hacia Asia dependen del Canal de Panamá o de rutas marítimas extensas, lo que encarece costos y limita volúmenes.

“El proyecto resuelve cuellos de botella logísticos históricos y fortalece la integración regional”, destacó el secretario nacional de transporte ferroviario de Brasil, Leonardo Ribeiro, durante la ceremonia de firma.

China, que ya ha financiado obras ferroviarias de gran escala en África, Europa y su propia red de alta velocidad, aportará know-how técnico, financiamiento e ingeniería al trazado sudamericano. El plan contempla también investigación conjunta y transferencia de tecnología, con el objetivo de generar capacidades locales y sostenibilidad en la operación a futuro.

El corredor ferroviario se enlazará con el Puerto de Chancay, en la costa peruana, una infraestructura portuaria en expansión que China ya cofinancia y que está llamada a convertirse en un hub comercial clave entre Sudamérica y Asia.

El trazado, muchas veces postergado por falta de acuerdos entre países andinos, podría finalmente tomar forma bajo este nuevo marco de cooperación sino-brasileña, abriendo la puerta a una nueva geopolítica de las exportaciones sudamericanas y a una mayor autonomía logística frente a los puertos estadounidenses o europeos.

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