La Embajada de China en Argentina conmemoró este viernes en Buenos Aires el 98º aniversario de la fundación del Ejército Popular de Liberación (EPL), con una ceremonia cargada de simbolismo político y diplomático. El evento reafirmó el compromiso del gigante asiático con la paz mundial, el desarrollo pacífico y la cooperación internacional, en un contexto global marcado por crecientes tensiones geopolíticas.
La conmemoración fue encabezada por el embajador Wang Wei y por el agregado de defensa de la embajada, coronel superior Liu Miao, quien subrayó que el EPL, desde su creación en 1927, “ha tenido como principio fundamental servir al pueblo” y que su evolución se dio “manteniendo siempre una política de carácter defensivo”.
“A pesar del fortalecimiento de nuestras capacidades, China mantiene una postura pacífica y constructiva en el escenario global”, señaló Liu.
Cooperación militar con Argentina
Durante su discurso, el coronel Liu destacó los avances recientes en cooperación militar entre Argentina y China, que abarcan intercambio de formación, tecnología y capacidades estratégicas. Según explicó, estos vínculos “benefician a ambos países y fortalecen la estabilidad regional”.
La ceremonia reunió a funcionarios, diplomáticos, militares y académicos argentinos, que también remarcaron el perfil defensivo del ejército chino y su aporte a un mundo más multipolar.
Voces argentinas: apoyo y reconocimiento
Entre los presentes estuvo el excanciller Jorge Taiana, quien elogió al EPL como un “símbolo de constancia y compromiso con la soberanía de los pueblos”, y destacó “su carácter defensivo y su fuerte orientación pacífica”.
En la misma línea se expresó el politólogo y docente Marcelo Rodríguez, quien contrastó la visión geopolítica china con la de las potencias occidentales:
“Mientras Estados Unidos insiste en el guerrerismo para sostener su hegemonía, China promueve el respeto mutuo y la cooperación como pilares de un orden más justo”.
El Ejército Popular de Liberación es hoy considerado una de las fuerzas militares más importantes del planeta, pero a diferencia de otras potencias, Pekín insiste en proyectarlo como un instrumento de estabilidad, disuasión y desarrollo compartido.