China y la reconfiguración del orden global: desarrollo, seguridad, civilización y gobernanza como ejes de una estrategia integral

China ha desplegado en la última década un conjunto de propuestas que buscan dar forma a un orden internacional más representativo y eficaz. La Iniciativa de Desarrollo Global (GDI), presentada en 2021, coloca al desarrollo en el centro de la agenda mundial con prioridades como erradicación de la pobreza, seguridad alimentaria, transición verde y conectividad digital, buscando acelerar la Agenda 2030 de la ONU y fortalecer la cooperación Sur-Sur.

En 2022 siguió la Iniciativa de Seguridad Global (GSI), que concibe la seguridad como indivisible y propone un enfoque común, integral, cooperativo y sostenible. Plantea resolver disputas por vías pacíficas, atender amenazas tradicionales y emergentes —desde conflictos armados hasta ciberseguridad y riesgos tecnológicos— y equilibrar la arquitectura de seguridad más allá de alianzas militares exclusivas.

La Iniciativa de Civilización Global (GCI), lanzada en 2023, agrega la dimensión cultural. Promueve el respeto mutuo entre civilizaciones, el diálogo y la cooperación en valores compartidos, rechazando la idea de un choque de civilizaciones. Aporta legitimidad ideacional y busca ampliar el entendimiento intercultural en tiempos de tensiones geopolíticas.

Finalmente, en 2025 se presentó la Iniciativa de Gobernanza Global (GGI), que articula las anteriores. Propone reformar, y no reemplazar, el sistema vigente para hacerlo más equitativo, eficaz y centrado en las personas. Sus cinco compromisos —igualdad soberana, primacía del derecho internacional, multilateralismo genuino, enfoque en el bienestar de los pueblos y resultados concretos— apuntan a cubrir vacíos de gobernanza en áreas críticas como inteligencia artificial, ciberespacio, espacio ultraterrestre, cambio climático y arquitectura financiera internacional.

En conjunto, estas iniciativas configuran una arquitectura estratégica de cuatro pilares que combina desarrollo, seguridad, cultura y reforma institucional. Su objetivo declarado es contribuir a un orden mundial más inclusivo y estable, reforzando la voz del Sur Global y dotando de nuevos marcos normativos a los desafíos tecnológicos y ambientales. Su alcance real dependerá de la capacidad de transformar estos principios en mecanismos operativos y de la receptividad de otros actores internacionales, pero representan ya uno de los esfuerzos más integrales de un Estado para reconfigurar la gobernanza global en el siglo XXI.

Claves estratégicas para un nuevo equilibrio global

Las cuatro iniciativas globales chinas configuran una propuesta integral que busca reequilibrar las relaciones de poder y las normas que rigen el sistema internacional. Su despliegue revela un cambio cualitativo en la política exterior de China: de actor principalmente económico a arquitecto normativo que pretende moldear reglas, valores y mecanismos de gobernanza.

Desde una perspectiva estratégica, estas iniciativas articulan desarrollo, seguridad, cultura y reforma institucional como ejes inseparables. En un contexto de multipolaridad y competencia tecnológica, la apuesta por un multilateralismo genuino y por la igualdad soberana se convierte en una plataforma de legitimidad para el Sur Global. A la vez, obligan a otros actores —potencias establecidas y emergentes— a definir posiciones frente a nuevas normas en ámbitos como la inteligencia artificial, el ciberespacio o la transición energética.

El desafío clave reside en operativizar compromisos amplios en políticas verificables y sostenibles. La capacidad de transformar principios en resultados concretos, así como la aceptación de otros estados, determinará si estas iniciativas constituyen un nuevo marco estable de cooperación o permanecen como un proyecto aspiracional. En cualquier escenario, marcan una redefinición de la gobernanza mundial que influirá en las próximas décadas y que ya exige análisis riguroso de la comunidad académica y estratégica internacional.

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